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se hace camino al andar

página personal de

 

Armando del Romero Guerrero

Profesor emérito. Universidad de Alcalá, España.

Profesor honorario. Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua, UNAN-León.

 

   

1982, Nançay (Francia)          1994, UNAN (Nicaragua)           2004, TEC (Costa Rica)                2015, UAH (España)

 

 

 

 

Con la perspectiva que da el tiempo

(relato breve de mi vida universitaria, 1977 – 2015 )

 

 

El pasado mes de mayo 2015 impartí mis últimas clases en la universidad; al menos de esas que conllevan aprobar o suspender. La asignatura de Física en el Grado de Biología Sanitaria ha sido mi última tarea docente. Aunque sigo teniendo el proyecto de reflexionar sobre alguna de mis experiencias universitarias.

 

Como un primer paso vuelvo aquí mi mirada para, con la perspectiva que da el tiempo, tomar una foto panorámica de lo que aporté a la universidad y a la ciencia. Con la libertad de saber que ya solamente servirá para mí mismo y, quizás, para que alguno de mis compañeros más jóvenes de la Universidad -en España o en Centroamérica, Nicaragua en especial- y algunos de los que fueron mis alumnos -especialmente los que he tenido los últimos años- puedan conocer cómo fue mi camino y cuáles sus circunstancias.

 

Cuando en 1977 ingresé en la universidad, los españoles iniciábamos una nueva etapa de nuestra historia, tanto en lo político como en lo económico y lo social. Digamos que la España actual estaba “en construcción”. Por poner un ejemplo, entre mil, debieron pasar casi diez años hasta que en 1985 ingresáramos en la Comunidad Económica Europea. En lo que afectaba a mi posible futuro profesional, la Universidad de Alcalá despertaba de un letargo de siglos; y la ciencia de la Radioastronomía era en España un proyecto.

 

Dividiría en dos etapas, de duración parecida, mis casi cuatro décadas de labores universitarias. En la primera, hasta mediados de los años noventa, mi principal afán fue mejorar mi formación académica a la vez que ayudaba a levantar desde cero la universidad de Alcalá, el área de Física especialmente. La prioridad era montar los laboratorios, para que los alumnos pudieran hacer las prácticas. Los ordenadores tardarían aún dos décadas en acceder a los despachos de los profesores. Como tecnologías de apoyo a la docencia, más allá de pizarra y tiza, tendría que llegar antes el retroproyector, con sus transparencias de acetato.

 

Para investigar había que buscarse la vida fuera de la universidad. Yo aproveché una oportunidad en el campo de la Radioastronomía -que no había sido mi especialidad de licenciatura- integrándome como doctorando en el primer equipo científico-técnico del Centro Astronómico de Yebes (CAY), perteneciente al Observatorio Astronómico Nacional, que es una de las instituciones científicas más antiguas del estado. Nuestra misión principal era hacer funcionar el primer radiotelescopio español, comprado a los Estados Unidos. Paralelamente, mi actividad docente me obligó a introducirme en el campo de la Física de las Ciencias de la Vida y de la Salud, en este caso de forma autodidacta. La formación adquirida en ambos campos me permitió acceder a una plaza de Profesor Titular de Universidad (1986) con un perfil útil para el Departamento (Física Aplicada), y continuar colaborando con el equipo investigador del CAY.

 

Desde esa posición, traté de facilitar un acercamiento entre la Universidad de Alcalá y el IGN con el anhelo de que se crearan unos estudios de Astrofísica. Recuerdo por ejemplo haber formado parte del comité organizador (IGN/UAH) del XXIII Young European Radioastronomers Conference (1990), el primero que se celebraba en España, lo que por otra parte era una muestra más del reconocimiento internacional a nuestro equipo del CAY. Mis expectativas aumentaron cuando en 1995 los astrónomos de Yebes se trasladaron al campus de la UAH, donde el IGN había financiado la construcción de un edificio. Pero diez años después seguía sin aprobarse una licenciatura en Física, solicitada formalmente por el Departamento; ni siquiera un segundo ciclo en Astrofísica, como algunos profesores propusimos. Las prioridades fueron otras.

 

Esa expectativa frustrada pesó bastante en el rumbo que seguí en la Universidad a partir de entonces. Porque, por otra parte, el Programa de Cooperación con Nicaragua de la UAH había adquirido una entidad importante y se planteaba -nos planteábamos- el reto de regionalizarlo, abriéndolo a los demás países de Centroamérica. Y dirigir ese salto cualitativo resultaba para mí muy difícil de compatibilizar con docencia e investigación (y familia). Fue así como, en mi segunda etapa, la cooperación universitaria para el desarrollo se hizo central y principal. Y en ese campo es en el que, quizás, haya hecho mi principal aportación a la Universidad, como trato de explicar en otro lugar de esta misma página. Aunque debo reconocer también que al final no lograríamos uno de nuestros principales objetivos estratégicos: la creación en España de un Centro Interuniversitario de Cooperación para el Desarrollo con Centroamérica (una de las regiones del mundo más empobrecidas) que permitiera institucionalizar adecuadamente esa actividad universitaria.

 

Yo soy yo y mis circunstancias, dijo Ortega. En mi caso, las circunstancias me demandaron dedicar una parte muy importante de mis labores universitarias a (colaborar en) poner los cimientos de las instituciones en las que he trabajado. Lo que, visto en perspectiva, creo que tuvo para mí más ventajas que inconvenientes, aunque los cimientos no siempre se vean. Y en algunos casos, además, me quedó la satisfacción de ver como el edificio siguió levantándose.

 

Pienso en lo que ha supuesto para Alcalá de Henares, que a finales de los años setenta era una población “periférica” de Madrid, recuperar su condición de ciudad universitaria, catalizador principal de su posterior reconocimiento como Patrimonio de la Humanidad. Pienso también en los miles de jóvenes centroamericanos -nicaragüenses sobre todo, pero no sólo- que tuvieron (y siguen teniendo) oportunidades de formación que quizás no hubieran tenido. Y pienso también en mis alumnos de la UAH, en diferentes carreras, a los largo de casi cuatro décadas. Muy especialmente, en los que tuve los primeros años cuando era ayudante de Física Médica en la Facultad de Medicina, en condiciones precarias en lo material pero exuberantes en entusiasmo; y muy especialmente también en los que he tenido los últimos cinco años en el Grado de Biología Sanitaria, entre 2010 y 2015 -desde que pasé a ser profesor emérito- con la experiencia de toda una vida y el mismo entusiasmo de mis comienzos. Consciente además de que estaba terminando.


 

Cuento todo lo anterior con un poco más de detalle en las diferentes pestañas de esta misma página. En el caso de la Biología Sanitaria utilizo también el recuadro final para recoger los objetivos de la asignatura de Física, más allá de desarrollar su programa, y el debate que logramos promover, con el valioso apoyo de algunos alumnos, sobre su pertinencia y su dificultad. He subido la carta (última versión) que escribo a los estudiantes al finalizar el curso –Con las gafas de la Física y una selección de sus respuestas en los tres últimos años (en los anteriores no la solicité). Dos fueron las preguntas planteadas: (i) en el contexto de la actual revolución biosanitaria ¿hasta qué punto es necesaria la perspectiva que aporta la Física para tener una formación adecuada como biólogo sanitario? y (ii) ¿por qué la Física resulta más difícil que otras asignaturas? Para ilustrar mejor la visión de los estudiantes sobre la segunda de las preguntas he subido también dos cartas, redactadas por alumnos a petición mía aunque sin mi intervención. Una de ellas, escrita por tres estudiantes al finalizar el curso 2013-2014, está dirigida a los desconocidos alumnos que iban a ingresar en el Grado los cursos siguientes. La otra carta fue redactada el pasado mes de mayo 2015 por una estudiante que tuvo que repetir la asignatura, y está dirigida a los compañeros que tendrán que repetirla el curso próximo (también desconocidos cuando la redactó). Por último, he puesto un enlace a una galería de fotos tomadas durante algunas de las últimas clases de este curso. No he podido subir, por su volumen, pero quiero dejar constancia de que, curso tras curso, en los foros de debate del aula virtual de la asignatura se produjeron varios centenares de intervenciones sobre los diferentes temas del programa.

 

Quiero expresar también aquí mi reconocimiento a todos los que fueron mis alumnos del Grado de Biología Sanitaria; muy en especial a los que, con sus críticas constructivas y razonadas, me ayudaron a ir adecuando la asignatura y estimularon lo mejor de mí en mis últimos años como profesor.

 

 

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FÍSICA para la BIOLOGÍA SANITARIA, de 2010 a 2015

 

con las gafas de la Física… 

(carta abierta a los alumnos)

 

respuestas de alumnos

respuestas 2015

respuestas 2014

respuestas 2013

 

carta a los futuros alumnos de Física (Javier C., Alba R. y Gala R.), junio 2014

carta de una repetidora de Física (Isabel F.), mayo 2015

 

galería de fotos de las últimas clases (curso 2014 – 2015)

 

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